Lactancia

Creo que ya no tengo leche.

04/08/2017

Creo que ya no tengo leche, esta frase seguramente haya pasado por la mente de muchas madres lactantes. A veces desconfiamos de nuestro propio cuerpo, dejamos de creer en lo perfecto que es nuestro organismo y es entonces cuando deberíamos pararnos y pensar en que la naturaleza no puede ser tan cruel de permitir que engendremos una vida y de repente dejarnos sin su alimento.

A menudo escucho afirmaciones como “no tengo leche” o “se queda con hambre” y cuando pregunto por qué piensan eso, casi siempre me suelen responder: no aguanta tres horas, se despierta muchas veces por la noche, está mucho rato mamando o demasiado poco, mi leche es aguada, el niño llora, con mi primer hijo “tampoco tuve suficiente leche”, en mi familia nadie ha dado teta, mi pecho está vacío, no me gotea, tengo el pecho pequeño…

En realidad, cualquier motivo hará pensar a la madre (y a las personas que le rodean) que tiene poca leche o incluso que ésta no es de calidad, posiblemente el problema no sea otro más que la inseguridad.

La producción de leche materna se regula mediante la demanda del bebé, a más demanda más producción. A veces, hay momentos en los que parece que el lactante no se queda satisfecho e incluso parecen que están incómodos mamando. Es esta situación la que suele poner nerviosa a la madre y le lleva a pensar que su producción de leche no es suficiente. A este proceso se le conoce como crisis de crecimiento.

Las crisis de crecimiento forman parte del estímulo que la madre necesita para su producción de leche. En estas crisis lo que realmente hace el bebé es aumentar la demanda de leche para aumentar por tanto la producción. El bebé crece y sus necesidades alimenticias lógicamente aumentan.

Estos periodos de crecimiento ocurren frecuentemente durante los 3 primeros meses de vida y se caracterizan por una serie de signos tanto en el bebé como en la madre.

El bebé suele estar irritable incluso cuando mama y después de mamar, quiere tomar pecho continuamente, se despierta varias veces por la noche e incluso empuja al pecho durante el amamantamiento.

La madre manifiesta signos como que nota el pecho flácido y/o vacío, puede decirnos también que no nota el reflejo de bajada de leche. Esto es lo que le lleva a dudar sobre su capacidad de producir la cantidad de leche que su bebé necesita.

Puede haber varias crisis de crecimiento, suelen ser: a los 17-20 días de vida, a las 6-7 semanas de vida, a los 3 meses (es la más compleja), al año de vida y a los dos años.

A los 4 meses y a los 8 meses suele haber unas falsas crisis de crecimiento. A los 4 meses, el aumento de la demanda de pecho y la irritabilidad, se relaciona más con el cambio en las fases de sueño. A los 8 meses es cuando tiene lugar la angustia por separación, y esta situación la que lleva al bebé a estar más irritable, demandante y a tener mayores despertares nocturnos.

Esta situación suele durar de 2 a 7 días aproximadamente, una vez que pasa la crisis todo vuelve a la normalidad. Se recomienda para esta etapa amamantar con frecuencia, sin esperar a que el niño llore, con una técnica de amamantamiento correcta, reducir los estímulos externos todo lo que se pueda, intentar dar el pecho con poca luz y en silencio puede ayudar bastante. Y sobretodo, lo más importante es la paciencia, mucha paciencia mientras dure la crisis de crecimiento.

lactancia ininterrumpida