Creo que ya no tengo leche.
Creo que ya no tengo leche, esta frase seguramente haya pasado por la mente de muchas madres lactantes. A veces desconfiamos de nuestro propio cuerpo, dejamos de creer en lo perfecto que es nuestro organismo y es entonces cuando deberíamos pararnos y pensar en que la naturaleza no puede ser tan cruel de permitir que engendremos una vida y de repente dejarnos sin su alimento.